La Senda de Camille con Mayayo:
Travesía de montaña en Pirineos 109k. Radio Trail
Sígueme
para revivir esos 109 kilómetros juntos. Comenzamos en el Col de Somport
(1.631 m) con las primeras luces del alba y un aire cargado de promesas
y tormentas. El primer día fue un pulso constante entre la calma y la
tensión: 40 km y D+1 700 m nos llevaron por el Circo de Aspe majestuoso,
el espejo turquesa del Ibón de Estanés (1 988 m) y el rumor de botas en
el Refugio Lizara (1 540 m)
Los truenos del Collado de lo
Foratón (2.106 m) nos empujaron a buscar valle abajo elcalor del
Gabardito acogedor. Cuando por fin la Selva de Oza (850 m) nos envolvió
con su bosque centenario,sentí que Camille, el último oso pirenaico, aún
susurraba por esas hayas.
El segundo día fue la etapa reina:
37 km yD+2 000 m de pura intensidad. Del arrullo verde de Oza ascendimos
a la brecha aérea del Paso de Anzotiello (1.845 m), con el vacío
latiendo a cada lado. Desde allí, la belleza cruda de la Plana de Diego y
las Foyas de Gamueta marcó el descenso hasta el Refugio Linza
(1.610 m), donde el Petrechema (2.360 m) se alzaba severo, prometiendo
desafío para la tarde.
La subida al Collado de Petrechema, entre
rocas y nubes, fue un acto de fe; y el descenso al Llano de Ansabere
(1 600 m), un bálsamo de pastos, queso y silencio roto por marmotas. El
Circo de Lescun (1 200 m), con sus cascadas y casas de piedra, nos
condujo al Camping Lauzart (885 m),donde el cuerpo se rendía pero el
alma sonreía.
La última jornada fue distinta, más íntima: 32 km y
D+1 300 m con la carga de un aductor roto y el cielo cargado de
tormentas. Renunciamos al trazado alpino por el Refugio Arlet y tomamos
el fondo del valle, dejando que nos llevara hasta Urdos (840 m) donde el
Camino de Santiago ofreció un susurro de recogimiento antes de afrontar
el repecho final al Col de Somport. Allí cerramos el círculo tras tres
días, dos noches y 109 km de recuerdos tatuados en el alma.
Mi
fisioterapeuta, días después, aun no entiende por qué no paré todo al
romper el aductor. Yo tampoco me entiendo a veces… pero en aquel momento
no era consciente de la rotura y seguir adelante era lo que el corazón
pedía.
Hoy no me arrepiento de ello, aunque de repetirse quizá mis decisiones fueran otras. Y es que, para mí la Senda de Camille
(o cualquier otra gran travesía de montaña) no se mide en kilómetros ni
desniveles; se mide en los recuerdos de que me deja para siempre y en
la fuerza que te deja dentro para volver a buscar montaña.
Y de esa, hoy tengo más que nunca. ¿Te vienes a la próxima?
#carrerasdemontaña #radiotrail
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