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8 feb 2010

De Canales y Crestas

"Yo me parezco a una de esas viejas pelotas de golf... Hace tiempo que me quitaron, a golpes, toda la pintura blanca. Puede actualmente la vida golpearme donde guste, que ya no me deja marca. Ahora bien, querido compañero: La sal de la existencia está en el riesgo deportivo. Despues de correrlo, vale la pena vivirla. Nos estamos volviendo demasiado blandos, adormecidos y comodones"
(Sir Arthur Conan Doyle. "El Mundo Perdido". 1912)

¿Era Conan Doyle un estúpido? Casi cien años despues de su libro, muchos pensarán que sí. La gran mayoría siente aversión a cualquier riesgo físico, emocional o monetario. Y sin embargo, para una minoría, esa llamada sigue teniendo vigencia. Siguen dejando atrás sofá y mando a distancia para calzarse zapatillas, botas o skis y partir en busca de esa "sal de la vida"


El pasado sábado compartí con Jordan, Velayos y Yoku en el Circo de Peñalara unas horas de lo más "saleroso" haciendo alpinismo por varios de los tramos más emblemáticos del mapa superior, entre el Circo Glaciar (zona 3) y Dos Hermanas (zona 1)

Mis tres pioleteros han terminado ya sus crónicas de ese día. Las he leído una por una, y recomiendo desde aquí pasar a visitarlas. Suscribo casi todo lo que ellos han expresado sobre las fuertes emociones compartidas. Como no podría añadir mucho por ese lado, trataré en cambio de aportar la mayor info y datos que pongan un marco a nuestra pequeña aventura.
Y por supuesto, aprovecharé para hacerme un bastante de autocrítica: Separar lo que creo hicimos bien, de lo que no preparé o atendí como debía.

El día empezó con meteo cerrada, dura, y muchos montañeros tirando para arriba desde el parking ya a las ocho de la mañana. Nosotros subimos a buen paso hasta la Laguna de Peñalara entre la niebla y el frío, para equiparnos allí al completo. En material y equipo creo pasamos el examen con buena nota: Todos arrancamos con casco, arnés a la cintura, crampones firmemente amarrados a las botas (costó un poco pero se logró, jaja) y dos piolets por persona. En todas las mochilas, comida, bebida, ropa de abrigo y resto de precauciones para escalada invernal. Preparado con tiempo y bien cumplido, aunque mejorable siempre. Otros grupos dieron vuelta nada más llegar a la Laguna. En nuestro caso, sí ibamos bien equipados para aguantar el frío, que mordía. Y más que iba a morder...

La ruta prevista: Canal de la Ceja, Diedro Central Dos Hermanas, Cima Segunda Hermana, Peñalara. Pero el día anda tan turbio que ya desde el principio descartamos subir a la cima del Lara por la ventisca que soplaba en lo alto. A cambio, las condiciones glaciares en las canales eran casi óptimas: Nieve abundante, sin rebosar. Hielo firme, sin excesiva dureza.

Visto todo esto y al tener más experiencia glaciar que mis compañeros, me tocaba confirmar o anular el plan de ruta. La dificultad técnica de la Ceja y del Tubo Central es muy similar (45º versus 40º) , pero este último es más ancho y -sobre todo- no ha lugar a un traspies sobre un resalte lateral y caída. En el inicio del Central, con abundante nieve, si pierdes pie es solo para seguir cayendo hacia abajo por el propio tubo hasta poder frenarte con tiempo. En la Ceja hay un par de resaltes a los lados que sin ir mas allá de un 2-3 de metros, sí pueden provocar una mala caída. Pequeño cambio de planes pues, y encaramos por el Tubo Central en vez de la Ceja. Así los menos acostumbrados pueden sentir cómo muerden el hielo crampones y piolets e ir cogiendo soltura y confianza. Por mi lado, veo cómo nos manejamos todos para lo que venga despues.

Impresionado quedo. Los cuatro subimos con sorprendente soltura por este primer tubo: Pedro y Carlos casi a mi vera, disfrutando y sobrados de fuerza. Yoku un poco más rezagado por el cansancio de su reciente paliza en la Norte de Cabezas de Hierro y rodajes posteriores. Con abundante nieve firme y buen hielo, las canales nos muestran su cara más amable: Botas y crampones tallan sin esfuerzo muy buenos peldaños y agarres en cada pisada. La dificultad real hoy la marcarán los estrechamientos donde escaseen nieve/hielo y haya que manejarse alternándolos con roca (escalar "en mixto", en argot)

Rápidamente llegamos al Tubo del Robot, que se abre a nuestra izquierda hacia la Ceja. Mide menos de 50m., y sube con un punto máximo de 60º aprox. Hoy está perfectamente tapizado de nieve estable, con un solo paso en mixto en el mismo arranque. Un posible resbalón en esa piedra iría de vuelta al embudo de nieve apenas un paso atrás, que frenaría y amortiguaría. ¿Vamos? Todos a una. Paso la piedra y me quedo un par de metros sobre ella por si algún compañero se atasca. Pasamos los cuatro sin novedad, también con soltura uniforme aquí.

Una vez superado el estrechamiento, el resto del tubo es una linda escalera tallada en blanco, puro disfrute alternado el golpeo de los piolets y crampones que llevamos cada uno. Tres dentro-uno fuera, tres dentro-uno fuera. Aprovecho mi salida para volverme y grabar un video de Fran cuando lo completa. (ver aquí)
En esta salida nos cruzamos con otro montañero que lleva un buen churretón de sangre en el puente de la nariz. No es nada, un pequeño golpe con su propio piolet. Pero claro, la escalada glaciar es así, somos como alfileteros con patas.

Hasta ahora, el rendimiento del cuarteto ha estado por encima de lo esperado, la verdad. Estamos disfrutando mucho así que recuperamos el plan previsto. Por encima del Cosaco pasamos en travesía hacia el Circo Superior. Vamos subiendo a izquierdas y entramos poco a poco en el gran embudo del Diedro Central de Dos Hermanas. (vía 11 en el croquis arriba) El diedro tiene tres tramos de dificultad progresiva, con un máximo final de 70-75º que no tocaremos nosotros, y acaba en la misma cresta de las Dos Hermanas. El objetivo, hacer los dos primeros tramos, y salir en cómoda travesía hacia la base del Diedro Izquierdo (vía 10 en croquis arriba) y más allá hasta la pala donde termina la Canal de los Bordillos (vía 7)

Hasta aquí, creo que hemos ido a cubierto de riesgos combinando el abundante material, el apoyo mutuo, y el bajo impacto de las posibles caídas en los tramos escalados. El embudo inicial del Diedro no tiene hoy riesgo, pues es un enorme cono de nieve limpia que va perdiendo poco a poco inclinación hasta la base del Circo superior. La parte alta termina en un primer estrechamiento a superar, muy similar al del Robot. Después nos espera otro tramo acanalado, que gira en diagonal a derecha para buscar un segundo estrechamiento, pasado el cual el suelo se nivela y empieza la travesía de salida, sin problema.

Pero tras ese primer estrecho hay un problema escondido. La diagonal a derechas se hace dejando abajo un resalte rocoso de un 2-3 metros hasta el embudo de nieve del que venimos. Si alguien tropieza en la suave canal del segundo tramo puede -como en la Ceja- sufrir un buen susto. Aquí cometo un error, al no atar a mis compañeros. El paso en sí no les supone ningún problema, cierto, como hace media hora en el tubo anterior. Y les espero como antes apenas tres metros más allá para seguir de nuevo todos agrupados. Pedro pasa el estrecho limpia y rápidamente y se viene a charlar conmigo mientras Carlos se apresta a continuación. Sin embargo, Pedro pierde inesperadamente pie justo un metro por debajo de mí, y pese a sus esfuerzos no logra frenarse lo bastante rápido. Acongojado, lo veo llegar al resalte y volar sobre él hasta el nevazo del embudo otra vez. Logra frenarse unos metros más allá en la nieve, pero la caída le ha dejado una pierna lastimada. ¡Dios! Que no sea nada...

Destrepo volando y paso al lado de Carlos y Fran hasta llegar al herido un par de minutos despues. Carlos y Fran se nos unen casi de inmediato. Duele. Pedro piensa que quizá se haya roto la pierna. La repasamos juntos: Puede extenderla por completo, aunque con dolor. No se aprecia rotura ni hemorragia alguna. Al ir palpando, vemos que el dolor se concentra en la zona del tobillo y alrededores. Por la forma de caer y por haber sufrido decenas de ellos en muchos años jugando balonmano creo que es un fuerte esguince, pero no hay forma de estar del todo seguros, claro.
Edito: En la inmediata visita al hospital de Pedro al volver le diagnosticaron esguince III y escayolaron. En una segunda visita, se comprobó que era en realidad rotura de peroné :-(

Mientras me maldigo, llegan las dudas. Tres opciones:
-Llamar al 112 y esperar rescate (Será a pie, tardarán mucho. Con esta meteo no vuela nadie)
-Bajar al accidentado desde aquí directo por las canales y volver por el camino de la Laguna.
-Salir por arriba y bajar desde Dos Hermanas por el fácil camino de las zetas directos al parking

Antes de decidir , repasamos de nuevo la herida. Pedro puede erguirse y apoyar ligeramente sobre el pie aunque no cargar su peso sobre el. Asi pues, estaremos mejor moviéndonos mientras él pueda que esperando helados las horas que tarden en llegar los bomberos, eso seguro.
¿Hacia arriba un poco o hacia abajo un mucho? Más dudas. Moverse hacia abajo es más peligroso en montaña, siempre, pero quizá será más rápido para llegar al llano. O no, porque apenas 40m hacia arriba nos espera la travesía y de allí al camino de cresta.
Al final, la opción elegida es atar a Pedro y ayudarle a subir ese tramo en todo lo posible. Bajarle atado desde arriba por una larga canal sin que pueda apoyar en firme un pie me parece en ese momento más arriesgado que tirar del compañero desde lo alto durante un corto tramo que puede remontar con los dos piolets y el crampón con los que aún puede hacer fuerza.
Saldrá bien, pero aún no sé si la elección más adecuada era arriba o abajo. Aún dudo.

Mientras, Carlos y Fran son un apoyo vital. No solo mantienen la calma tras el susto pasado, sino que confortan y arropan a Jordan durante todo el palizón físico y mental que supone completar la ascensión con el tobillo herido. Por fin, nos reagrupamos los cuatro en el arranque de la travesía.
Aquí ya todos encordados vamos progresando con relativa facilidad, siempre al paso del compañero herido. El último sobresalto del día será al llegar a la cresta del Circo y golpearnos de frente la ventisca mientras tratamos de orientarnos en busca del camino de descenso.

Ya en terreno llano nos soltamos, recojo cuerda. El viento y el frío pegan muy fuerte aquí: Sensación de -15º o así, con visibilidad de apenas 15-20 metros alrededor. Me adelanto un poco pues me crispa no localizar el vértice geodésico de la Segunda Hermana que me confirme la orientación. Voy buscando en pequeños paseos de ida y vuelta del grupo, adelante y atrás. Error mío aquí, creo, por no parar primero, repasar despacio unos minutos con los compañeros toda la situación y opciones para orientarnos. La preocupación por el estado de Pedro tras el esfuerzo de subir y la ventisca feroz no me deja pensar con toda claridad, desde luego.

Encuentro la huella del camino, bien. Reagrupados los cuatro, aún queda un dilema: Hacia donde seguir la traza del camino encontrado. Concilio. Fran y yo compartimos la misma sensación de "hacia allí", pero con ciertas reservas. Y no están las cosas para equivocarse.
Mi GPS de muñeca puede ayudarme con un trackback y con brújula, pero aquí no nos basta. El dilema lo resuelve Carlos, a Dios gracias: el sí lleva un GPS completo con mapa incorporado, y así nos queda clara la dirección. Sí, nuestra orientación era correcta, pero tenerlo confirmado por GPS nos quita a todos una enorme tensión de encima. (Moraleja: Añadir otro GPS, este de los grandes, a mi mochila para el monte lo antes posible)

Una vez en el camino y bien orientados, es cuestión de seguir dale que dale. Mantener el tipo ante el frío para nosotros, y tambien ante el dolor para Pedro. Un ibuprofeno ayuda algo, pero no hace milagros. El descenso se hace así largo, muy largo, aunque sabernos ya en el buen camino y convencidos de llegar por nuestros medios nos anima mucho. Paso a paso, con el coraje de nuesto "esguinzado" aguantando el tipo, al fin arribamos al Puerto y concluye la aventura.

Los accidentes ocurren, en el monte como en las carreras. A veces, por imprudencias evidentes que pudieron claramente evitarse. Otras, por un desgraciado azar. La mayoría de las veces el accidente es hijo mestizo de ambos padres por igual.
Quizá el "Brothers in Ice" que Fran ha elegido para recordar estas horas tan densas sea el que mejor refleja la sensación que hoy me queda. Un algo agria porque creo que tomé algunas malas decisiones para todos. Un mucho dulce pues aunque accidentados, supimos salir de ello por nuestros medios, todos juntos y con buen talante. (Especial mérito para Pedro, aguantando el tirón) Y aprendimos algunas cosas buenas por el camino de vuelta, sin duda.

Un músico llamado Mark lo explicó hace unos años así:

In the fear and alarm
You did not desert me
My brothers in arms

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