*Panorama desde Campo Berlín. Aún faltan otros 1.000m por subir.
23-24DIC Nido Cóndores (5.400m)-Campo Berlín (5.950m) La meteo sigue inestable, gris y nubes bajas. Dudas. A media mañana del 23 quedo con François y Marc que mañana echaremos para arriba a Berlín, si no se tuerce más el tiempo. Amanece el 24 y nieva mansamente. Dejamos pasar un poco el tiempo charlando, pero sigue así. Ante la duda, mejor intentarlo, no? Empaco todo y tiro para el último campo antes de la cima: Berlín.
El día sigue desagradable y a ratos parece que el cielo se nos vendrá encima, pero es mi opción de cima y no pienso rajarme sin pelear. Sigo subiendo y desde lo alto veo arrancar tambien a mis camaradas. Me cruzo con Scott que baja ya tras lograr su cima. ¡Bravo!
En poco más de 2 horas me planto en Berlín. Estamos casi en la raya de los 6.000 metros de altitud. Charlo con un equipo mejicano, y me encuentro de nuevo con los noruegos Jola-Nola, que llevan aquí un par de días aclimatando. Cenamos juntos, nerviosos. Mañana es el día.
25dicDIC C.Berlín (5.950m)- Cima Aconcagua (6.959m)-C.Berlín
Despertamos tarde, a las 5.00. Lo primero mirar fuera: ¡Hay estrellas! Será un día muy frío sí, pero con meteo estable. Habrá pelea pues. Empezamos el ritual de recoger-fundir nieve para desayunar y llenar los termos. Pasan las horas mientras fundimos, desayunamos, vestimos y empacamos. A las 8.00 por fin me voy para arriba. Jola-Nola son más tranquilos, siguen desayunando a fondo. ¡Suerte!
A poco de salir veo un alpinista ya bajando: Se ahoga y no puede seguir, se retira. La cuesta se empina mientras sigo avanzando. El frío muerde y me pongo todo lo que llevo, incluidas unas gruesas manoplas de forro-borrego. Sigo ascendiendo y coincido de nuevo con François-Marc, alegría. Aquí estamos, luchando todos por lograr la cima. Nos acercamos ya a las ruinas del Refugio Independencia, a 6.400m. Son las 10h, bárbaro. He ido muy bien, solo me llevó 2h y he pasado varios grupos en ruta.
Aquí toca ya poner crampones para afrontar tramos de nieve-hielo durísimos por la altitud y el viento continuo. LLego a la Cresta del Viento, por la que giramos para hacer una gran travesía horizontal que nos permita encarar el tramo final. La horizontal está muy expuesta y batida por el viento. La sensación térmica aquí es para mí la peor de toda la montaña. Me descompone el estómago. Aprovechando la única roca del tramo que presta un mínimo abrigo no me queda otra que bajarme los pantalones y sacar unos kleenex a 6.700m. Tragicómico. Al menos, hace rato que voy solo por la ruta, sin nadie a la vista. Podría haber sido peor. :-)
Me arropo, bebo té tibio del termo. Adelante, dale que dale. La puna -mal de altura- pega aquí a gusto, pero estamos ya a tiro de cumbre. Entro en la Canaleta. Son apenas 300m de rampa de canchal suelto a unos 35º, y sin embargo es el tramo más insultado de todos los Andes. Aquí mismo cayeron los dos guardias reales hace una semana. Subo dos pasos, resbalo uno. Sigo, ahogado por la altura. La cima se acerca, metro a metro. Al fin la rampa pierde pendiente. Adios Canaleta, hola Cresta del Guanaco. Euforia, ya se ve el pico ahí mismo. Hoy es mi día y nada me lo va a quitar.
*Con la icónica cruz de aluminio que corona el Cerro Aconcagua
¡CUMBRE! Son las 14.45h del día de Navidad de 1.999. Un americano me ha pasado justo en la cresta somital. Nos enderezamos juntos en lo alto, nos abrazamos. Estoy tan gastado que no siento gran alegría aquí, solo pienso en bajar sano. Pero antes, cumplimos con una obligada sesión fotográfica mutua. Cámaras a la mochila y deprisa para abajo, pues están entrando nubes tétricas. He subido al Aconcagua, pero hay que saber volver.
Bajar cramponeando la Canaleta con este cansancio, el frío y la altitud, es una odisea. Me esfuerzo en separar las piernas para no tropezarme. Piano, piano, queda superada la prueba. Me cruzo con los noruegos al pie de la cuesta, subiendo. Van justos de tiempo, pero muy decididos. Sigo y me encuentro con François parado, se ha torcido el tobillo en la subida. ¡Dios! Lo arropo durante la travesía horizontal. Por fin, ya en los 6.400m del Indepencia encontramos a su compañero Marc. Como de aquí a Berlín ya no hay riesgo, deciden quedarse un rato recuperando. Sigo mi descenso, muy cascado ya porque comer y beber en las condiciones de hoy me ha resultado muy dificil. Voy deshidratado y desnutrido.
Llego a mi tienda a las 19.45, gran alivio. Una buena samaritana comparte conmigo sopa caliente para cenar. Apenas 15 minutos despues llegan François y Marc. Estoy muy preocupado por mis amigos nórdicos. Cae la noche y no llegan. ¿Hicieron cima? ¿Se perderían en la bajada? Por fin, a las 24.00 entran en el campamento. Han logrado coronar y bajar luego en plena noche gracias al GPS ¡Alegría! Todos hemos vuelto sanos a las tiendas, ahora sí puedo dejarme dormir saboreando la cumbre.
26dic Campo Berlín (5.950m) a Ref. Pza. Mulas (4.300m) Desayuno que me sabe a gloria y charlas eternas en el campamento. François y Marc se quedan para reposar todo el día y volver a asaltar la cumbre mañana día 27. Bajo cargado como un elefante. Por el camino charlo con el mejicano Angel, tambien con los compañeros de Scott. Despues de una eternidad, entro por fin en el Refugio. Sííííí. Descanso y saboreo el momento. Floto por las tarimas.
27dic Ref. Pza Mulas (4300m) -Laguna Horcones (2850m) -Mendoza.
Día larguísimo. Casi 6h descendiendo por el árido Valle del Horcones que se hacen interminables.
Nubes y claros en lo alto, mientras el viento nos corta la cara. Me cruzo por ultimo vez con Scott, Jola y Nola. Sonrisas, abrazos, y promesas de nuevas cimas que intentar. Compartimos la hermosa vista de la Laguna de Horcones, y una última mirada al Cerro a lo lejos, como despedida. Sello el permiso de salida con una guardaparques, y por fin camioneta a Mendoza a las 20.00h
Retorno de golpe a la civilización. Casi antes de ser consciente de ello me veo de nuevo saliendo del control de pasaportes de Barajas, recogiendo mi enorme petate azul y abrazando a Ana y a mis padres. Durante unas semanas comeré aún como un lobo, y me sobrará energía y calor para los 600m de altura y los 0ºC del invierno madrileño.
Y para siempre ya, una sonrisa tonta en la cara al recordar
aquella cruz de aluminio y aquellos compañeros de aventura.
Diez años atrás...