El Notario Manrique no existe, o quizá
sí. Esta misiva pudo ser escrita realmentee o tan solo imaginada, quien sabe. Desde aquel Portulanus
del mallorquín Angelino Dulcert, quien puso en 1339 las Canarias en el mapa, esta tierra de volcanes guarda hasta hoy un halo de magia y misterio.
Son recuerdos de Haría Extreme, en Lanzarote. Una tierra diferente
. Un paisaje donde vivir aventuras personales como ultrero, odiseas que para algunos serán imposibles de entender.
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Documento 0: El Portulanus de 1.339, primera representación cartográfica de las Canarias. |
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Ilustrísimo señor
Director Insular de la Administración del Estado en Lanzarote,
Continuando la labor
que durante siglos ha desarrollado la estirpe de los Manrique como notarios de
estas tierras, me veo en la penosa obligación de informarle del escándalo producido
estos días en Lanzarote con la romería de los Diablos de Haría, conocida como Haría Extreme Ultra.
Hae ya 22 años que en
dicha población la Noche de San Juan tiene como protagonistas a unos vecinos de
la villa, quienes ocultos bajo macabras máscaras bailan como diablos entre las
hogueras. El asunto, sin ser edificante, no ha supuesto en estos años riesgo de
pasar a mayores puesto que su alcance se limitaba a la población local. Sin embargo, estamos ahora ante una crisis
que puede multiplicar el riesgo y hacer de los demonios harianos un foco
internacional, ante lo cual ha creído necesario llamar su atención.
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Documento 1: Los Diablos de Haría, cuya identificación personal aun no hemos logrado en tantos años. Foto: Ayto Haría. |
El pasado 19 de Noviembre, una procesión de casi doscientas almas en pena peregrinó sin tregua, bajo pretexto de un evento deportivo, hasta enlazar los telúricos enclaves del Volcán de Timanfaya, Risco de Famara y la villa de Haría. Y aun más, se recrearon con un aquelarre final entre la lava, desarrollado a la mañana siguiente en los Jameos del Agua.
Pero vayamos paso a
paso, exponiendo primero los antecedentes: Como bien sabe usted, ya desde
antiguo esta isla que heredó su nombre del marino genovés Lanceloto Malocello, ha
estado expuesta a un particular influjo del inframundo. Así lo atestiguan los
miles de galerías abiertas una y otra vez por lava ardiente desde hace millones
de años. Galerías que aún hoy sirven de campo de entrenamiento único en el
mundo, para la propia Agencia Espacial Europea cara a sus misiones a Marte.
Mis nobles antecesores en el notariado dejaron constancia de siglos de lucha y dominación sobre los espíritus ardientes que no cesan de aflorar en estas tierras, quizá atraídos por
el magma que se intuye bajo los pies. Entre los mismos, recuerdo con un
afecto especial al preclaro Antonio María Manrique y su “Historia de Lanzarote
y Fuerteventura”, que desde 1889 actúa como faro de sabiduría en la materia.
Como bien sabe su
señoría, la primera avanzada contra el mundo primitivo llegó a estas tierras
con el desembarco del caballero normando Juan de Bethencourt en la Isla de la
Graciosa, reinando Enrique IV de Castilla en 1404, quien desde el archipiélago
chinijo trabó luego contacto con Gadarfia, rey aborigen de Lanzarote.
La semilla originaria para
la cruz en estas tierras la sembró el insigne Inocencio VII, quien creó el
primer obispado y templo en las Canarias precisamente aquí en Lanzarote, bajo el
título de San Marcial de Rubicón. El benemérito Alberto de las Casas, primer
obispo, luchó desde su llegada por defender las almas de los nativos del abuso
material de la nobleza. Así Dios quiso también que la princesa Teguise
incendiara de amor al mísero Maciot, señor feudal de estas tierras. Aun hoy una de las poblaciones principales de
esta isla lleva su nombre.
Pasaron los años, los
siglos, las guerras y poco a poco aquella semilla germinó hasta devenir en una
Lanzarote cristiana, recogida, sometida a menudo a nuestro superior parecer,
con los ojos fijos en lo alto. Fue una época dominada por tradiciones
medievales, cuyas estampas de mujeres solas vestidas de negro, tejiendo
cestería eran orgullo y símbolo de nuestra tierra hasta hace unas décadas.
Despues llegó el
infausto César Manrique. El fue quien bajó de nuevo la mirada, del cielo al suelo. Reabrió
de nuevo las puertas que otrora creímos cerradas. Habló de vivir mirando al
volcán, a la lava, al corazón ardiente de esta isla. Sus Jameos del Agua, perniciosa creación,
obran conversos a la belleza del inframundo en casi cada alma ingenua que la
visita.
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Documento 2: Laguna de los cangrejos albinos ciegos, en los Jameos. |
La situación en las
últimas décadas se ha tornado delicada, como muestra el asentamiento del grupo de Diablos citado al inicio. Más y más mentes descarriadas se alejan
de nuestro trazado: Cambian el suave aire acondicionado de sus vehículos entre avenidas de asfalto por la miseria de sus propias zancadas entre esos ásperos senderos de roca. Capaces son incluso de cruzar las mil aristas de
lava cortante que forman Malpaís con tal
de seguir sus bajos instintos. Se llaman senderistas, trekkers, ciclistas de
montaña y los más peligrosos quizá, los llamados corremontes.
Asi pues, llegamos a
la crisis del pasado 19 de Noviembre, cuyos hechos haré constar aquí como fiel
notario:
La del alba sería, cuando sobre el negro suelo de picón y enmarcados entre
dos avenidas de camellos, casi doscientos endemoniados partían en su
peregrinación. Pisaban sobre las cenizas, volaban sobre el Malpaís. Espíritus
llegados de toda la Europa cristiana y más allá: En la propia cabeza de la
procesión marchaban dos conversos llegados de la muy fiable Polonia, otrora bastión de las viejas tradiciones feudales.
Desde el enclave de Timanfaya los vimos partir conjurados por la fuerza absorbida de Cel. Las horas pasaban, mientras Aio les golpeaba desde lo alto con sus rayos. A veces parecían vacilar. Algunos cedían y abandonaban. Por desgracia, la mayoría no cejaron y de
nuevo se cargaban con las fuerzas de la Tierra y el Mar fundidas en Famara. Ese rincón indómito, que atrae desde antiguo almas en pena que dan allí su último paso, saltando al vacío para rendir su alma. Incluso en
la noche cerrada los oí escalar como posesos a Guinate, remontando cuerdas atadas a la propia lava. Por momentos me parecía haber retrocedido siglos, hasta los salvajes tiempos de Tite-Roy-Gatra
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Documento 3: Los Diablos galopando sobre el picón, sin sentir dolor, hambre ni sed. Endemoniados. |
Tras casi diez horas de inexplicables conjuros que les permiten correr sin cesar, rendían viaje en la villa misma de los diablos danzantes. Una Haria irreconocible,
pues esta población que todo el año rebosa quietud y recato, deviene este día en luz, ruido y baile orgiástico, reavivado a la llegada de cada nuevo acólito que completa la odisea.
Al menos, en esta ocasión si hemos podido identificar a los diablos más prominentes: Entre los varones, fue un llegado desde Castellón el primero en completar la travesía. Me informan que su nombre es Remi Queral y se le ha visto tambien en tesituras semejantes, del Alto Guadarrama a las cimas de Sierra Nevada. Entre las féminas, Magdalena Laczak, de nuevo otra alma en pena habitual de estas situaciones, irrecuperable quizá para la sociedad
Y siguieron llegando: No fue hasta las cinco
de la mañana que este servidor de la verdad pudo al fin certificar que el
último de 120 endemoniados completaba su calvario. Una mujer era además, pues
Minna llegaba a esta meta desde las lejanas tierras de Finlandia.
A la mañana siguiente,
de forma inexplicable aun cojeando, heridos y macilentos, se dirigieron como un
solo hombre a la bóveda volcánica que legara aquel Manrique renegado, vergüenza
de mi estirpe. Y allí, en aquelarre final, celebraron unos y otros su triunfo
antes de partir, conjurados para reunirse de nuevo al amanecer del año próximo
sobre el suelo de picón de Timanfaya y renovar sus votos en la tierra de
volcanes.
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Documento 4: Iniciando el aquelarre subterraneo, bajo la lava. |
Hasta aquí la triste
narración de los hechos. Ruego a su Ilustrísima que dicte ordenes para que,
como ya se ha logrado con éxito en regiones como el Guadarrama o los Picos de
Europa, algunos de nuestros oficiales actuén de nuevo de forma encubierta, como rediviva Santa Inquisición que enfríe este fervor libertario, que tan solo puede redundar en la proliferación de maxios.
Pues: ¿Que haremos si
se extiende esta ansia de libertad, de vivir la tierra entera y hacerla suya
zancada a zancada? Y si cada año llegan más almas frescas, incluso desde Polonia
o Finlandia… ¿Qué se hará de nuestros siglos de dominio, de nuestras tierras
vedadas, cercadas y a nuestro superior criterio tan solo sometidas?
Desde la antigua
“"Insula de Lançarotus Marocelus", confiando una vez más en su buen
juicio, suyo afectísimo.
Notario Manrique.
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