EL BIEN ES EL BIEN; EL MAL ES EL MAL.
La guerra ruso-ucraniana arrancó en 2014 con la anexión de Crimea y aquellos ecos de los Sudetes "alemanes" (1-10OCT 1938). Su fase más dramática cumple estos días TRES AÑOS tras la invasión por tierra, mar y aire lanzada desde Rusia por Vladimir Putin el 24FEB 2022 que de nuevo trajo a la memoria aquella infausta "blitzkrieg" ruso-alemana que aplastó fulminantemente a una Polonia libre en 1939. Pero sorprendentemente, más de mil días despues, Ucrania aún resiste al invasor.
Todos hemos visto lo ocurrido en la Casa Blanca entre el invitado Volodimir Zelenski y los anfitriones Donal Trump y JD Vance. Y quizá no somos conscientes del sufrimiento vivido CADA DÍA por los ucranianos. Una tragedia que, para quienes recordamos aquel levantamiento popular un 2 de Mayo de hace dos siglos ya, es difícil que nos deje indiferentes.
Y ante esto, el periodismo importa. Un testigo sobre el terreno que ve y cuenta lo que vive, no tiene precio. Por eso quería retomar hoy aquí las palabras de un joven periodista de Kiev resumiendo como ha vivido estos tres años de la invasión quien, seguro, sabe explicar esta tragedia mucho mejor que yo.
Illia
Ponomarenko (en ucraniano: Ілля Пономаренко; nacido el 25 de febrero de
1992) es un periodista, reportero de guerra y analista de defensa
ucraniano que escribe para The Kyiv Independent. En
enero de 2023, dado su destacado papel en la cobertura del conflicto,
Der Spiegel lo describió como "probablemente el ucraniano más conocido
después del presidente Volodymyr Zelenskyy".
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EL BIEN ES EL BIEN; EL MAL ES EL MAL.
Por Illia Ponomarenko
"Lo que voy a decir es que pueden tratar de humillar e insultar a Ucrania todo lo que quieran, pisotearla y postrarse a los pies de Putin al son de abucheos y burlas, pero eso no cambiará nada. Quienes se comportan de manera tan vergonzosa, carentes de honor y conciencia, sólo están cavando su propia tumba. Nunca nos quitarán lo que tenemos: nuestro inmenso orgullo por haber soportado una década de guerra contra la agresión rusa.
Los ucranianos aún no comprendemos plenamente la magnitud de lo que hemos soportado, especialmente estos últimos tres años de guerra a gran escala contra uno de los ejércitos más grandes de la historia. Detrás de nosotros hay innumerables historias de extraordinario coraje, honor militar y valor, historias que han transformado la Historia. Los batallones de voluntarios de 2014, hombres que, el día anterior, eran taxistas y dueños de pequeños negocios, se armaron con lo que pudieron encontrar en tiendas de artículos de segunda mano y de caza, y luego marcharon a la guerra en zapatillas de deporte y con oxidados Kalashnikovs para luchar contra los saboteadores rusos en el Donbass, porque el ejército regular estaba paralizado y catastróficamente debilitado.
Los "cyborgs" del aeropuerto de Donetsk, con sus brazaletes amarillos, lucharon como leones durante más de 240 días, hasta que los últimos defensores quedaron enterrados bajo las ruinas. Los hombres y mujeres que, de casi nada, reconstruyeron el ejército ucraniano de las cenizas de décadas de abandono y saqueo. Ese progreso se produjo con innumerables errores y se encontró con una resistencia feroz. Las personas que, hace apenas tres años, se alistaron en las Fuerzas de Defensa Territorial y aprendieron los fundamentos de las tácticas de combate mientras sostenían recortes de cartón en vez de fusiles.
Aquellos que se aferraron a su espíritu de lucha y su voluntad de resistir cuando a Ucrania se le dieron apenas 72 horas en una guerra a gran escala con Rusia. Y, sin embargo, a pesar de todo, no se rindieron. Lucharon con una furia y una fuerza implacables, destruyendo las enormes columnas de tanques rusos cuando llegó la hora más oscura. Los heroicos defensores de Kiev, Chernihiv, Sumy, Járkov y Nikolaiv, contra todo pronóstico, obligaron a Rusia a sufrir una humillante derrota en las afueras de la capital de Ucrania y destrozaron su denominada "guerra relámpago".
Esta es la historia de la heroica y trágica defensa de Mariupol y de la planta siderúrgica de Azovstal, una saga que se escribirá en libros y documentales durante generaciones. ¿Cómo se puede siquiera comenzar a describir la magnitud de los logros de Ucrania: propinar derrotas aplastantes a Rusia cerca de Járkov, liberar a Jersón y agotar los aparentemente infinitos arsenales de la era soviética de Rusia mediante pura resistencia y determinación?
Esta es la historia de quienes, todos los días, en la inmundicia y el horror de la guerra de trincheras, se enfrentan a un enemigo abrumadoramente superior, obligándolo, literalmente, a enviar oleada tras oleada de hombres a morir sólo para capturar las ruinas humeantes de pequeñas ciudades y pueblos provinciales en el Donbass. ¿Cómo se puede poner en palabras la grandeza histórica de los hombres ucranianos comunes, sin afeitar, exhaustos, cubiertos de suciedad, que, mes tras mes, año tras año, soportan la artillería rusa y los bombardeos aéreos que todo lo devoran y todo lo incineran, y aun así logran lo imposible?
Luchan en las ruinas de Avdiivka, en los campos de exterminio de Bakhmut, en el barro, el frío, la nieve, el hedor de la muerte y el horror interminable. Estas son las personas que, a pesar de todos los "pronósticos de los expertos", una y otra vez encontraron la manera, que convencieron a los líderes occidentales para que creyeran y enviaran armas, que descubrieron contramedidas contra el poder abrumador de Rusia y que continuaron la lucha, sin importar lo que pasara. Ellos son nuestra “Gran Generación” y nos llevará años comprender plenamente su grandeza y cómo han transformado la historia. Cualquier teatralidad política vergonzosa y pasajera no vale ni la suciedad que hay debajo de la uña de un soldado ucraniano.
El bien es el bien y el mal es el mal. Y el mal nunca podrá arrebatarle a Ucrania lo que hemos visto con nuestros propios ojos a lo largo de estos años, porque todo esto es mucho, mucho más grande que cualquier insulto inmoral que pueda llegar a ser."
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