He aquí que veo a mi padre, he aquí que veo a mi madre, a mis hermanas y hermanos.
He aquí que veo la línea de mis ancestros a través de los tiempos.
He aquí que me llaman y me piden que ocupe mi lugar entre ellos,
en los patios de Valhalla, donde viven los valientes para siempre.
Ahmed Ibn Fahdlan. "El Guerrero Nº 13"
*Resultados completos de la 86ª edicion de los 90k de Vasaloppet (2011) aquí
Las cuatro de la mañana. Abro los ojos en la cálida oscuridad de la cabaña. Afuera muerde el frío a -17ºC sobre un metro de nieve. El recuerdo de mi padre, madre y hermanos me llega por un momento con una fuerza especial mientras me ato el pañuelo rojo en la muñeca.
Bajo de mi litera. De entre las maderas van saliendo uno a uno los miembros de nuestro pequeño comando: Cuatro hombres del Norte y dos meridionales. Fredrik, Claes, Rickard y Niklas, con José y este humilde servidor de Alá llegados no desde Damasco, sino desde Al-Mayrit en las tierras de Al-Andalus.
Nos equipamos para la lucha: Túnica, corselete, coraza, sobrevesta, botas, guantes dobles y hasta cascos bien calados. La bestia está ahí fuera, esperando. Cuentan las sagas nórdicas que muerde y devora cada miembro que no lleves completamente envuelto y protegido.
Llega a la puerta de la cabaña un carretero, guiando un curioso vehículo muy popular en estas tierras. Lo llaman "volvo". En su carro avanzamos rápido hasta la armería. Recogemos palos y tablas bien engrasadas, que nos permitan pelear durante horas cuerpo a cuerpo entre bosques y nieve.
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Fredrik revisa el filo de sus armas antes de partir |
A nuestro alrededor se va agrupando todo un ejército. Hasta 16.000 almas se han juramentado hoy para seguir las huellas del rey Gustav Vasa en su revuelta contra el tirano. Será una larga marcha por los bosques nevados de Sälen a Mora durante 90km. Arden las hogueras. En apenas unos minutos, el frío me ha mordido hasta las puntas de los dedos. Giro con fuerza los brazos y siento el dolor de la sangre que vuelve a las yemas. ¿Podré aguantar esto durante horas? Yuyu.
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Amanece sobre Sälen. Las tropas están formadas y dispuestas. |
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Al fin siento el primer rayo de sol en la cara. ¡Fuerza! El ejército entero se apiña sobre el llano. Todos unidos, antes de partir ejecutan un extraño ritual de movimientos al compás sin desplazarse del sitio. Curiosa combinación escandinava de estiramiento-calentamiento ante el frío que nos rodea. Cuando se da la orden de partida, la carga de los hombres del Norte arranca con ímpetu descomunal. Tanto así que estos dos pobres meridionales somos -casi- literalmente arrollados por ella y quedamos de inmediato atrás en la marea, descolgados de nuestro grupo de combate. En mi caso, aún lograré reencontrarme con Fredrik y Claes unos minutos más tarde. Sin embargo, ya no volveremos a ver a José hasta el final de la odisea
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Trazado de la Vasaloppet: 90km de Sälen a Mora a través de mares de nieve y selvas de abetos
Todo ese ímpetu se estrella sin embargo antes del primer kilómetro contra un muro de 150 metros de desnivel y apenas 30 metros de ancho. Embudo imposible para esta horda. Paso a paso, en equilibrio sobre las tablas vamos remontando. Aquí y allá se parte un bastón o salta una fijación, dejando un guerrero desolado detrás. Miro atrás, y apenas veo cien almas tras nosotros. ¿Cómo es posible que acabemos de salir y ya vaya el último? Novato, novato, novato. Vuelta a mirar para adelante.
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Embudo de salida clásico de toda Vasaloppet. Supone entre 45´a 1h de parada para un corredor del pelotón. |
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Casi una hora despues corono el embudo. La pista se abre al llano y al fin podemos mover las tablas. Por el camino, he perdido contacto con mis compañeros. Excepto Claes y Fredrik, los demás miembros del equipo habremos de dar esta batalla por nuestra cuenta.
Y a ello vamos. Kilómetro tras kilómetro las tablas cortan la nieve. Bosques, lagos, cabañas. El paisaje que nos envuelve me embelesa. Tambien la organización, que ha balizado una cuenta atrás de kilómetros a meta. En el camino hemos de cruzar siete controles, a intervalos de 10 a 13km. El hombre del Sur, con poca confianza en su talento para este tipo de lucha, ha salido con todo el equipo a cuestas como precaución. Frontal, forro polar extra, líquidos, sales, comida, gorro y guantes extra. Mientras, la mayoría de los nativos que avanzan conmigo apenas llevan nada encima. Según pasan las horas, veo confirmarse de nuevo el viejo adagio "Allá donde fueres..."
La colocación y calidad de los avituallamientos es tan buena que nunca pasaré mas de 90 minutos entre uno y otro. Al llegar a cada uno, un sonriente voluntari@ se me acercará con una bandeja llena de pan y de vasos con tres líquidos calientes a escoger: Isotónico, consomé o sopa de arándanos. Impresionante.
Avanzaremos por miles durante horas, y lo hacemos casi en un silencio reverente que me sorprende. Tan diferente de los ruidosos chistes, comentarios y maldiciones que jalonan cada carrera ibérica.
Y sin embargo, quizá sea esa muda determinación en carrera su secreto. Más del 94% de los efectivos de esta tropa culminarán con éxito hoy esta marcha feroz de horas a bajocero. Magnífico.
En mi caso, vistos mis ritmos de entreno en el Guadarrama, contaba que necesitaría prácticamente las 12h de tope máximo y, de lograrlo, cruzaría meta ya en plena noche. Sin embargo, una vez cogido el ritmo de crucero pude notar que el río de dorsales me arrastraba en carrera. De alguna forma, la fuerza de ese abuelo que me pasa braceando rítmico y fluido por la izquierda sobre unos esquís de madera; o la mirada fija al frente de esa Ulrika que dejo atrás por la derecha me contagian su coraje.
Tambien yo me calo el casco hasta las cejas -cada ráfaga de este bajocero corta- y sigo impulsándome buscando el compás y la soltura de mis compañeros. Pero aún dudo, mucho.
Solo al pasar el ecuador de carrera -kilómetro 45- en 5h15 me siento por fin convencido de lograrlo. El sol sigue brillando con fuerza y numerosos grupos de motos de nieve han salido a animarnos y apoyar con puestos y hogueras a los márgenes de la corriente que formamos. Es momento de disfrutar: De los bosques, del siseo de las tablas sobre la nieve, incluso del dolor que nos lacera brazos, hombros y cuello.
Corremos siempre hacia el Este. Entro en los ultimos 20km con un sol frío dándome los ultimos ánimos en la espalda. Durante los 10k finales corremos ya en un crepúsculo grisáceo entre los abetos. De cintura para arriba me duelen músculos cuya existencia desconocía hasta hoy. Y sin embargo, estoy disfrutando como reno en prado herboso.
Pancarta de 2km a meta. Como un resorte, mis compañeros aceleran sus braceos. No es mi caso, prefiero dejarme ir saboreando este momento. Ultimo kilómetro, ya en plena noche. Un centenar de velas sobre la nieve jalonan la pista tras el mojón. Se me quedan grabadas en la retina. Una larga recta, focos y banderas al final. Es la meta. Han sido 10h18 de tiempo oficial desde que se disparó la pistola.
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Detalle de pasos por cada control. El paso x control 1 (Smagan) incluye 45´parado en embudo |
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Mi Garmin me cuenta más detalles: Han sido 9h19 en movimiento, quitando los atascos varios. Ni en mis mejores sueños cabía esto cuando Fredrik nos apuntó. Menos aún mientras rodaba jadeando con los rullskidor en Enero Navalmedio arriba, Navalmedio abajo, algo desquiciado por la falta de nieve en nuestros montes. Pero ahora estoy aquí, tras la pancarta de meta. ¡Alegría!
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Celebrando. Fredrik, Sergio, Niklas y Jose ante pancarta meta. Foto: Rickard |
Apenas cruzado el umbral de Mora, mi día se completa con una llamada de Niklas: Sí, todos mis camaradas están bien. Los cuatro hombres del Norte cruzaron antes que yo, claro. Tiempos oficiales: Niklas 7h01 (¡!) , Fredrik-Claes 9h35, Rickard 9h42. José cruzará un poco tras mí. Algo magullado, sí, pero con coraje de sobra para seguir en carrera pese a ello.
Tras una increíble ducha caliente, nos reagrupamos todos en el comedor de corredores. Ante nosotros, platos colmados de estofado de ternera con patatas regado por tanta cerveza como gustemos. Tras nosotros, 90km que ahora nos saben a gloria. El dolor es pasajero...
Atravesamos mares de monstruos y bosques de demonios.
Bendito sea Alá, el misericordioso, el compasivo.
Que su bendición descienda sobre los paganos que adoraban a otros dioses,
y que compartieron su comida y vertieron su sangre para que su siervo, Ahmed Ibn
Fahdlan, se hiciera un hombre y un buen siervo de Dios.
Gracias Fredrik. Gracias Claes, Niklas, Rickard y José.