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Yo tengo un sueño. Sueño
que las nieves del Pirineo acojan cada año una gran traza, como las mejores de
los Alpes. Vale, ya sé que nuestras nieves, vienen y van. Son un poco veletas. Nieve
traidora, primavera, papa… Llámala como quieras, pero estas son las pendientes
donde me he criado, donde costalada a costalada aprendí a deslizarme entre
crestas y valles.
No me mires así,
hombre. Ya imagino lo que piensas, majo, que nada como el soberbio manto blanco
que cubre los Alpes para darle a las focas, nada como esa Pierra Menta de
leyenda donde tan bien lo hemos pasado.
Pero no lo dejaré. Sueño
con que las zonas del Ardiden y el legendario Tourmalet, vean subir no solo
ciclistas cada año, sino también al pelotón del skimo, venga de hacer curvas y
más curvas para remontar cada col y pasar al otro, y al otro. Casco en la
cocorota y a la espalda, una mochila en que no falten nunca crampones, pala, arva,
sonda y demás archiperres.
Y es que, en mi
cuadrilla del Club Vasco de Camping pensamos que todas las tablas (y sus
dueños) han sido creadas iguales. Todas tienen derecho a flotar fuera de pista,
a descubrir que hay un mundo increíble allá fuera, sin remontes ni forfaits.
Yo tengo un sueño: Que un día cada valle del país de Toy será exaltado, cada colina y montaña descendida, los sitios
escarpados coronados y cada una de sus grandes palas verá trazas sinuosas que
las surquen. Así, quizá la gloria del Pirineo será revelada a algún que otro
esquiador llegado de lejos.
Vale, no es fácil esto. Aquí sudas como un
pollo foqueando un collado al solazo, luego tiritas al bajarlo por la umbría. ¿Y
pasamos miedo, eh? Mucho miedo, al trazar la primera línea sobre una pendiente inestable
y ver como se suelta, como te resbala una placa bajo los pies. Pero en este
mundo, nunca hay dos días iguales. Sabes cómo arrancas cada mañana, pero nunca estás
seguro del todo del cuando y como llegarás de vuelta.
Yo tengo un sueño, que quienes aprendieron en Candanchú, Astún, Formigal, Cauterets, Luz Ardiden…incluso
los de Baqueira, Grandvalira o Sierra Nevada, vengan de fiesta con nosotros al
Pirineo norte. Porque haremos una carrera de esquí de montaña tremenda, seguro,
pero será algo más que una carrera.
Quiero que echemos
unos días todos juntos, con tablas y sin ellas, trazando cada uno su línea para
llegar a meta peleando como locos. Y echarnos unas risas después, comentando la
jugada.
Oye, perdona que me he
puesto a hablar sin parar y creo que no nos conocemos aún. Me llamo Andoni, soy
bombero en Donosti y, ya ves tú, sufro una extraña enfermedad: Cuando veo nieve
a mi alrededor, no puedo parar de subir y bajar montañas. Esquiar me vuelve
loco y me hace disfrutar de la montaña de una manera muy especial
Por eso, yo tengo un sueño. Lo llamaremos Altitoy.
Y oye, si lo hacemos,
si lo lanzamos….estoy seguro de que ellos vendrán. ¡Ya verás!
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In memoriam:
Andoni Areizaga lideró, dentro del equipo del Club Vasco de Camping la creación
y desarrollo de Altitoy. En 2013, volviendo de una expedición, la furgoneta en
viajaba junto a tres compañeros más sufrió un accidente. Josi, Bernard, Iñaki y Andoni fallecieron. Pero el sueño sigue vivo, en cada pala de Altitoy que surcamos.
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CRÓNICAS, VIDEOS Y RUTAS DE MONTAÑA
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