El hombre del tanque. Tiannamen.3jun89

* El Ejército Rojo, frenado por un solo hombre.

Tras varios días de encendidas protestas estudiantiles reclamando apertura democrática, el gobierno comunista chino resuelve su debate interno optando por la represión inmediata y a gran escala. El Ejército Rojo es enviado a disolver y reprimir por las armas el núcleo de la protesta, en la Plaza de Tiannamen. El sangriento asalto acabará con 2.600 muertos según la Cruz Roja Internacional. Antes de que la censura informativa corte todo testimonio, algunas imágenes de la masacre logran abrirse paso al mundo entero...

Con mis frescos 21 años de entonces, ví algo de lo peor -y de lo mejor- de lo que es capaz el espíritu humano. Por eso hoy quiero recordar al hombre del tanque. ¿Es importante lo que haga un solo hombre para cambiar las cosas en el mundo? ¿Vale la pena sacrificarse por unos ideales?

Quizás la respuesta a esas preguntas pueda estar en ese insensato estudiante con dos bolsas, clavando una columna acorazada al suelo de Tiannamen.
Y también, en ese conductor de carro de combate que -pese a sus órdenes de aplastarlo todo y a todos- no quiere despedazar bajo sus orugas a otro hombre. Y por evitar esa muerte, frena toda la columna de asalto que dirige .

El vídeo abajo muestra esos dramáticos segundos de baile entre ambos: El tanquista que no quiere matar. El peatón dispuesto a morir aplastado.

Unos segundos para la historia. Porque a veces, el valor y la convicción de una sola persona pueden inspirar a otros a repensar todas sus acciones, incluso a los propios verdugos.

La tiranía comunista sigue firme tras todo ese tiempo, y sigue tratando de ocultar a su propio pueblo lo ocurrido. Podemos soñar, como cantara Pablo sobre Santiago: Quizá algún día el hombre del tanque pisará las calles nuevamente de lo que fue Pekín ensangrentado. Y allí compartirá un té con aquel tanquista que rehúso aplastarle.

Tiannamen, 3 de Junio de 1.989.