Prólogo: Hace una semana completé mi 5º maratón. Cada vez un poco más rápido, cada vez un poco mejor en carrera. Hoy, al mirar atrás me hace especial ilusión ver como me atreví con los 42k por primera vez, en el Maratón de Madrid 2003. Visto ahora, me asombra la ingenua inconsciencia que me llevó a ponerme aquél dorsal.
Invierno 2002: Tras recuperarme de una operación de hernia discal, con demasiados agobios de trabajo y más de 95 kilos a cuestas decidí correr un poco "por salud". El 31dic02 trotaba por mi primera carrera popular: La Sansilvestre Vallecana. Fue una gran fiesta.
Despues logré acabar, aquí sufriendo ya, la Media de Madrid en 2h05. Y como había hecho 21k del tirón, pues me pareció que ya estaba listo para apuntarme al Maratón. ¿Lógico, no?
*Foto: Cruzando Plaza de Castilla en la Media Maratón Madrid 6abr03
Ojo! El suicido por zapatilla no era la idea. Sólo un caso de ignorancia pura. Hice algunos rodajes lentos, cuando y como podía, hasta sumar casi 60km/mes de rodaje (!!)
Ahora lo veo y me daría mil collejas por insensato, pero así fueron las cosas. (sic)
Y el caso es que, increíblemente, logré acabar aquél Mapoma y ser ya maratoniano
Aquí os dejo la crónica según la escribí entonces, sin retoques, con todos los increíbles errores y la ilusión de aquella (para mí) gran aventura.
Mapoma para un novato. 27 Abril 2003.
¡Y por fin llegó el día! Aunque la bola echó a rodar con la San Silvestre, la idea sólo tomó cuerpo tras varias carreras entre pinos en pleno invierno, arriba y abajo de Cercedilla.
Me sumí de nuevo en dudas tras sufrir metro a metro la media maratón.
Es 27 de Abril. El despertador suena a las 7:00 y en unos segundos todos esos pensamientos cruzan a gran velocidad por mi cabeza, y allá vamos. Tras mil dudas y chequeos en casa marchamos por fin en coche hacia la salida. Caerá el sol sobre el asfalto capitalino. ¿Será bueno, será malo? ¿Llevo demasiada ropa? ¡No tengo vaselina!
Desayuno 2 donuts en la gasolinera de Navacerrada. Ya en Madrid, encontramos vaselina, servicios, vestuario, decido la ropa a llevar: camiseta térmica interior, banda neopreno (para proteger la hernia discal), camiseta exterior y el buff para refrescar con agua.
Bajamos Alcalá camino de Cibeles y a cada paso los corredores parecen brotar de la tierra, y todos me parecen mas delgados, mas fuertes y muuuucho más rápidos que yo, claro.
Convocadas por un hechicero, las hordas confluyen a Cibeles, y allá en Correos me encuentro por fin con Miguel y David. Parecen muy sobrados, ellos como bragados maratonianos piensan en su marca, yo….en acabar y gracias!
Atado de zapatillas, vaselina y tiritas en los pies, estiramos y pasamos nerviosos el tiempo hasta ir a la salida. Nos centramos ya en la multitud que nos rodea...el chupinazo ¡
La ola empieza a moverse suavemente Castellana arriba. Al cabo de 4 minutos pasamos el arco oficial, acabo de empezar mi primer maratón. Sonrío al azul del cielo y a la euforia de correr en la marea que flota sobre el asfalto de la Villa. ¡Vamos allá! Termine o no trataré de disfutar al máximo. Eso sí, en mi pantalón van 2€ para coger el metro por si….
Miguel y David llevan un ritmo mucho mas suelto, y les animo a marchar. Al verles partir hacia delante, una nueva duda me corroe: 42 kilómetros sólo. :-?
En fin, solo queda sonreír y tratar de disfrutar. A paso tranquilo subimos hasta Pza. Castilla: sonrisas, bromas y nervios contenidos. Me encuentro con muy buenas sensaciones, y al pasar Cuzco me veo bastante seguro de que voy a terminar, que este será el primer Maratón de mi vida. Disfruto las vistas de las Torres KIO y aunque no tengo aún sed bebo ya en el primer control.
A mi altura llega el grupo-guía de las 4h 30m, son fantásticos, y voy bajando con ellos hasta Cuatroca. Sigo trotando tranquilo a 6 mpk y ya van 10k. Pimera hora de carrera.
Continuo así hasta llegar al 1er tercio de carrera y me veo bien. Sudo mucho, pero también bebo en cada puesto tanto como buenamente me entra.
Allá está la Pza. Salamanca...y sí, señor: Ana ha traído también a mis padres, me alegra mucho verles a todos juntos. Aún marcho casi a 6 mpk, pero no sobra ya nada para acelerar.
Seguimos por la tapia del Retiro, mientras la Puerta de Alcalá nos ve acercarnos ya bajo un sol que se hace notar.
De momento, la máquina rueda de cine, no hay ampolla ni dolor de hueso ni aviso de tirón, aunque sudo mucho bajo el sol y voy notando que baja la potencia del motor.
Pierdo a los globeros del 4h30 pero estoy confiado en llegar a meta, tarde lo que tarde.
Remontamos Génova muy concentrados. Desde el eterno Café Comercial empezamos ya la deriva descendente hacia el Viejo Madrid, las calles se estrechan y el ambiente crece. Buen público aquí, bajando por Chueca y Montera.
Desembocamos en plena Puerta del Sol, abrazados por un público entusiasta y numeroso, que te hace saborear el momento y disfrutar de la carrera. Mayor abajo camino ya de la Media Maratón en uno de los tramos mas sabrosos de la ruta, y donde los pies parecen más ágiles.
Por fin, el arco de la Media Maratón. Lo cruzo en 2h08 y siento un subidón, no he batido mi marca anterior, pero me siento muy seguro de terminar el maratón hoy.
Pasamos ante las hordas de turistas, y frente al Palacio Real. Abundan ya los que han dejado de correr para andar. Al coronar Princesa remonta un poco mi moral.
Pesan mucho las piernas y la cabeza en la Universitaria, 17k aún por delante imponen mucho. Me desanima un poco ver en las curvas que la ola principal va por delante de mi, y me voy quedando en el pelotón de rezagados.
Lo más duro está por llegar. Lo noto al bajar hacia el Manzanares y enfilar el tramo que mas me hará sufrir: las enormes avenidas ensoladas junto a la M-30. Vamos buscando el “muro” del 30k, y el primer tortazo me cae más bien en el 28k al entrar en esa avenida. Mi trote baja a 7 mpk, y el objetivo parece estar del 4h40 en adelante. Me trago de golpe 1/2 L de Aquarius, parece que ya voy un poco seco.
Caracoleamos hacia la Casa de Campo. Allí el recorrido pone una cara mas amable, bajo las frondas y un público generoso. “No lleves los hombros tan rígidos, relájalos” Trato de hacer caso al consejo. “Vamos, estos son los kilómetros del maratón, ¡hay que sufrir!” me dice un corredor veterano a mi vera.
Por fin, cruzamos Virgen del Puerto para tocar el 35k, mi ritmo se ha hecho ya pesadote y una corredora de la organización me acompaña unos metros: “Que tal vas? Animo, manten ese ritmo que llegas al final, poco a poco”.
Al ver la gran rampa que nos tiene que sacar del Manzanares, me desfondo y empiezo a andar. Las piernas me duelen y los músculos parecen piedras al cambiar el gesto, trato de andar y soltar las piernas hasta llegar a mi querida Cuesta de la Vega. ¡Aúpa! Aprovecho una pequeña bajada para volver a trotar, mientras una lucha constante se libra dentro de mi. Cada paso trotando es un triunfo. Pese a todo, sé que voy a llegar, ¡Voy a terminar mi primer maratón! Y la idea me anima y alegra un poco el sufrimiento.
Ya son casi las 2 de la tarde y el sol me quema los brazos y la cara. Hace algunos kilómetros que no hay realmente compañeros ni bromas, cada uno vamos perdido en nuestro debate interior, “¿Corro? ¿Ando? ¿ Lo dejo? “
De pronto, veo el final de la rampa de Embajadores y oteo a lo kejos el km40, mis piernas se animan. Voy a terminar corriendo ¡hombre que sí! A por el mar, que ya se adivina...
Y venga Embajadores arriba, bombeando las piernas hasta llegar a Atocha. ¡Por fin!
Estoy en la Castellana de nuevo, y arriba los corazones. Aún amenaza el tirón…
Ya veo los arcos de meta, oigo los gritos del locutor. Me acerco casi vacío de todo, solo un resquicio para buscar una cara amiga entre las vallas. Allí están ¡Alegría! Unos metros mas de soledad, y suena el pitido final del chip al cruzar la línea de meta de mi “Mapoma para un novato”.
Epílogo: Acabé muy contento en 4h53 de crono oficial, y tan orgulloso de mí mismo que casi no cabía por la Castellana. Pero también tan castigado que hasta Diciembre del 2.006 no me atreví a volver a meterme con Filípides. :-))
Exactamente 5 años despues, estaré de nuevo bajo ese arco de salida. Si me veis una sonrisa tonta en la cara mientras corro, quizás me esté acordando de aquel insensato que en pleno 2003, en ese mismo tramo, sudaba como un poseso y juraba lo de "Una y no más, Santo Tomás"